La alcaldesa de San Martín de Valdeiglesias, María Luz Lastras, reclama a las diferentes administraciones implicadas en el mantenimiento y conservación del embalse de San Juan, un compromiso para ordenar esta zona recreativa y garantizar la seguridad de los miles de madrileños que acuden a este espacio en verano, tanto dentro como fuera del agua.

Desde al año 2001 y a petición de este Ayuntamiento, la concejalía de Sanidad tiene un dispositivo para “prevenir, vigilar y atender a los bañistas, y lo que le hemos reclamado al consejero es que amplíe este dispositivo durante todo el periodo de baño y no sólo los fines de semana.  Da la sensación de que cuando se presenta a los medios de comunicación, el dispositivo hace labores muy extensas, que nos consta que las hace, pero ahora que hay dificultades el problema es de otros” afirma la alcaldesa en contestación  a las declaraciones del consejero de Sanidad, en el que pedía a los Ayuntamientos del embalse que pusieran socorristas.

En el último año el Gobierno municipal se ha reunido con todas las administraciones implicadas: con la Confederación Hidrográfica del Tajo, que es quien regula toda la navegación y el nivel del agua y cuya autorización es necesaria para delimitar los diferentes usos; con la Delegada del Gobierno que tiene competencias en seguridad y carreteras de acceso y que presenta un plan de vigilancia de embalses y zonas recreativas en verano;  con la dirección general de Medio Ambiente, así como con la dirección general de Turismo, sin que hasta el momento haya implicación para buscar una solución  a los diferentes problemas del embalse.

La alcaldesa explica que la masificación del pantano de San Juan genera dificultades de todo tipo: peligro de ahogamiento por la peculiar orografía del embalse con mucha profundidad, peligro de incendios porque hay bañistas que acceden  con sus vehículos por pistas forestales que impiden la entrada de bomberos, si fuera necesario;  problemas de orden público en las playas, problemas de basura a lo largo de los 15 kms. de costa y que el Ayuntamiento costea en solitario, problemas en el transporte público porque el Consorcio Regional de Transportes no aumenta los autocares en verano, a pesar de que el número de viajeros a esta zona se duplica y, por supuesto, problemas de conservación de un entorno natural que está protegido y en el que hasta ahora no se ha tomado ninguna medida para asegurar su conservación.

“Todas estas dificultades son salvables si cada administración aporta un poco, porque queremos que se siga manteniendo el baño y la navegación, porque es un recurso turístico importante para la zona y porque muchos madrileños  tienen la oportunidad de disfrutar del agua muy cerca de su área metropolitana. La solución no es prohibir; es poner los medios necesarios para el uso ordenado y adecuado”.  

Singularidad del embalse.

El embalse de San Juan es un espacio en el que confluyen una serie de circunstancias que lo hacen singular: tiene dos zonas autorizadas para el baño,   la navegación a vela y a motor,  protegido medioambientalmente (Zona ZEPA), su extensión y profundidad hacen muy difícil de controlar, en épocas de sequía como la actual proporciona agua al embalse de Valmayor, lo que hace que el nivel varíe por días dificultando la delimitación de las zonas y está cerca de una gran población como es Madrid y su área de influencia, lo que ejerce una gran presión.  Características que requieren del compromiso necesario de todas las administraciones para que el pantano de San Juan sea un lugar seguro para los bañistas  y sostenible medioambientalmente.